La formación debe entenderse como
un proceso que se realiza durante toda la vida, porque de esta forma se
aprovechan todas las posibilidades de crecimiento profesional que el individuo
tiene a su disposición. La formación continua es una de las claves de la
sociedad para progresar y avanzar hacia el futuro.
El aprendizaje permanente
convierte a las personas en profesionales altamente cualificados, por lo que se
incrementan las posibilidades de encontrar un trabajo. La formación aumenta el
atractivo para las empresas y cualifica para afrontar proyectos propios.
La sociedad actual es más
cambiante que nunca y la competitividad es la característica principal del
mercado laboral. Esta situación contribuye al aumento de la demanda de
profesionales flexibles y polivalentes.
Cualquier momento es idóneo para
adquirir nuevas competencias. De hecho, el reciclaje profesional se encuentra
ahora más presente que nunca. La clave está en adquirir una actitud activa,
buscar los nichos de empleo y apostar por la formación para ser más
competitivos.