
Los primeros contactos con el entrevistador suelen ser decisivos porque en ellos se forma la primera impresión. Es importante cuidar el aspecto y el vestuario, no llamar excesivamente la atención y adaptarnos a las características de la empresa a la que asistimos. La puntualidad es otro aspecto que nunca debe olvidarse si queremos causar una buena impresión. Además, el saludo debe realizarse de forma decidida, con la mano firme y esperar a que te inviten a sentarte.
La comunicación no verbal es muy importante en este tipo de entrevistas. Lo fundamental es adquirir una posición formal pero sin parecer demasiado rígido. La mirada debe dirigirse siempre al entrevistador, directamente a los ojos, para mostrar confianza y convicción. En ningún momento debemos mostrar síntomas de ansiedad o aburrimiento puesto que esas actitudes producen rechazo en la persona que nos entrevista.
Cuando nuestro interlocutor nos pregunte sobre datos y cuestiones personales debemos ser sinceros y positivos. Siempre debemos resaltar los puntos fuertes y no justificar en exceso los débiles. En cuanto a la formación, deben destacarse siempre aquellas áreas que se adapten mejor al puesto de trabajo al que aspiramos.
En lo referente a la experiencia laboral, se recomienda contar las experiencias extrayendo conclusiones positivas. Es importante destacar los logros obtenidos en trabajos anteriores y los proyectos en los que se ha participado. Ante preguntas sobre errores o críticas debe contestarse con la mayor sinceridad, extrayendo siempre conclusiones positivas.
Demostrar implicación e interés por el futuro trabajo y los proyectos a desarrollar será señal de interés y compromiso con la empresa. La despedida es el momento para cerrar el próximo contacto y manifestar optimismo ante la posibilidad de ser el seleccionado por la empresa.